Señalado por una sentencia del TSJ por permitir protestas en su
jurisdicción, la autoridad del municipio Campo Elías huyó de Venezuela horas
después de que en una operación “Tun tun” su hijo fuera detenido y apresado por
el Sebin
Por Luis Pico | @PicoLuis01 El
Nacional WEB
02 de noviembre de 2017 05:00 PM
A pesar de que su hijo está preso en
la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de El
Helicoide, en Caracas, a Omar Lares, alcalde del municipio Campo Elías —Ejido,
estado Mérida— le ha tocado estar ausente durante todo el proceso.
Aunque se trata de un dirigente
político, su situación coincide con cientos de ciudadanos que arriban a Cúcuta,
Colombia, huyendo de la crisis que afecta a Venezuela, con apenas algunas
pertenencias y en búsqueda de trabajo para ganarse el sustento.
“No tengo un trabajo formal. He
sobrevivido porque algunos amigos me han pedido que les repare cosas en sus
hogares. También me tocó pintar y hacer labores de mantenimiento”, reveló Lares
en declaraciones para El Nacional Web.
Tampoco tiene un techo propio. Para
poder dormir pasa sus noches alojado en el apartamento de un conocido que, a
sabiendas de su situación, no le cobra por el alquiler.
La estadía allí no será eterna: hace
apenas unos días le avisaron que la madre de su amigo tendrá que volver a
ocupar el apartamento, por lo que le tocará cambiarse de vivienda. “Se me va a
complicar la cosa”, presiente.
Lejos de estabilizarse, a su
coyuntura agrega el hecho de no ser colombiano, por lo que necesita una visa
para poder obtener un empleo. Sin embargo, para tramitar el documento, además
de realizar varias diligencias, requiere un dinero que se le hace difícil
costear.
“La vida en Colombia es cara y se
necesitan unos 900.000 pesos para tramitar el documento”, explicó.
Recordó que sus cuentas en bancos
venezolanos fueron congeladas, y debido a la devaluación del bolívar, descarta
que alguna remesa le ayude a mejorar su estatus económico.
En la actualidad, el salario mínimo
en Colombia es de 737.717 pesos, que promedian unos 245 dólares, constató El
Nacional Web tras consultar a otros venezolanos residentes en el país
neogranadino.
“No es fácil saber que está en esa
situación y que yo estoy fuera de mi patria. No es fácil para nadie volver a
empezar desde cero pero es lo que nos toca. Mis seres queridos están separados.
Tocó llenarse de fuerza y valor para no deprimirse”, analizó.
Con la familia siempre en mente de
su situación personal, Lares recalcó que lo más duro con lo que le ha tocado
lidiar desde que partió rumbo a Cúcuta es el hecho de tener a un hijo preso y a
su familia separada.
“Siempre cargo con el temor de que
le puedan hacer algo a mis familiares porque el Estado no les garantiza
seguridad”, indicó el dirigente.
Desde la distancia, sigue los pasos
de su esposa, Ramona, quien también tuvo que abandonar Campo Elías para
radicarse en Caracas, donde distribuye su tiempo entre visitar tribunales,
reunirse con abogados y adelantar gestiones para la liberación de su hijo Juan.
“Espero que sea liberado. No cometió
ningún delito. Está detenido solo por ser mi hijo”, denunció.
Extraña recorrer las calles de
Mérida, en especial para ejercer la política.
“Extraño estar con mi gente. Decidí
ser alcalde para ayudar a Ejido y Campo Elías. La gente puede dar fe de que
estaba pendiente a pesar de las adversidades con recursos y servicios
públicos”.
Salida sin distingo
En medio de la diáspora de personas
que han abandonado Venezuela en los últimos años, Cúcuta se convirtió en una de
las principales puertas de salida para quienes huyen de la crisis que suponen
la inseguridad, inflación y escasez de alimentos y medicinas.
El propio Lares ha sido testigo de
cómo algunos toman autobuses para arribar a otras ciudades colombianas como
Bogotá y Medellín, mientras que otros más osados optan por llegar a Ecuador,
Perú e incluso Chile, cuyo trayecto puede durar hasta seis días.
Como si de una especie de pasarela
se tratase, por allí vio transitar a otros perseguidos políticos que al igual
que él se encuentran en el exilio, así como figuras que públicas entre las que
se incluyen magistrados del Tribunal Supremo de Justicia designado por la
Asamblea Nacional, o la vedette Diosa Canales, que se mudó a Colombia.
Tampoco faltan los que simplemente
logran trasladarse hasta Cúcuta, con el simple objetivo de obtener los
alimentos que no consiguen en la patria gobernada por el régimen de Nicolás
Maduro.
“Llegan personas que no tienen ni
siquiera donde dormir, incluso profesionales que en algún momento tuvieron una
buena vida pero que prefirieron dejarlo todo”, lamentó.
A esa situación, que afecta la
cotidianidad de la capital del departamento Norte de Santander, se suma la
presencia de grupos delictivos que han sido detenidos e inclusive deportados
por las autoridades colombianas.
“Han habido atracos a mano armada,
prostitución y robos, por lo que la alcaldía y la gobernación lo que ha dañado
nuestra imagen, pagando justos por pecadores”, agregó.
Sin retorno
Por los momentos Lares no tiene
estipulada una fecha para regresar, al menos mientras considere que no tiene
garantías para un debido proceso. Al contrario, mantiene la añoranza de todos
los que salen del país: “Solo quiero conseguir un empleo y solucionar lo de mi
vivienda”.