sábado, 12 de noviembre de 2016

OPINIÓN: La Anti política, El Anti partidismo y El Líder Sombrío de Chávez a Trump


 



 
Lic. Sergio Yépez Santiago
Psicólogo - Investigador en Etnopsicologia Política

 
El inicio del siglo XXI estuvo marcado por el desplome de las formas modernas de hacer la política, y el advenimiento de “líderes carismáticos”, que provenientes de los campos más inverosímiles de la sociedad civil (militares, hombres de negocios, guerrilleros, humoristas) quienes como lugar común enarbolan las más intensas críticas a la estructura social reinante.


Las plataformas de despegue de estas figuras venidas de aguas adentro de la sociedad, son los espacios no reconocidos por la vieja política. Dejando ver que la vida cotidiana es la que habla en los espacios electorales.


Estos líderes, tienen vida en el rumor,  en las redes sociales, la televisión, las pintas y, el Facebook, y demás medios no convencionales, que los legitiman en la opinión pública y les determinan el éxito en las contiendas electorales.

 
En la lógica electoral del siglo pasado y que aun en países como Venezuela se sigue intentando aplicar, los contrincantes electorales son venidos de las filas de los partidos tradicionales gracias al ejercicio de un intrincado sistema de relaciones de poder y lobby político, sin llegar a ser los verdaderos líderes del pueblo, son los candidatos del partido; es por eso que una y otra vez encontraron limite las aspiraciones de la MUD, quienes se enfrentaron al liderazgo de un sujeto tan popular y carismático como el difunto  Hugo Chávez.


Para lograr el poder los partidos convencionales deben migrar a sistemas de monitoreo social no convencionales, ya que está claro que el accionar político actual de los votantes del mundo se suscribe a la hipótesis del sociólogo inglés Anthony Giddens (1938-), con su teoría del fin del “consenso ortodoxo” o de aquellas formas positivistas y modernas (rígidas, del deber ser social).

 
Parece estar claro, como dice Giddens, que las personas comunes definitivamente son “agentes entendidos”, sujetos consientes de su actuación, y de su influencia; donde se evidencia que la acción de estas personas  interfiere y modifica a las estructuras sociales y viceversa, en una relación en dos direcciones.


Algunos actores actuales del viejo encuadre de izquierda o derecha, dirán que las redes sociales, la alienación, los medios de comunicación, la manipulación mediática, son culpables de la tonta acción política, del populismo o del voto del ignorante, como si la orientación electoral está guiada por los políticos y no por la acción política del colectivo, obviando que en la democracia el poder está en los muchos y no en los pocos.


Ahora bien, ¿qué ocurre para que un candidato carismático y políticamente incorrecto como Donald Trump (USA), Hugo Chávez (Venezuela) o Jimmy Morales (Guatemala), lleguen al poder?

 
Acomodando el presente análisis a la Teoría de Carl Gustav Jung (1875-1961) de las polaridades, hoy en día las personas rechazan el encuadre político, y no se ven reflejados por la máscara que muestra la sindéresis, la hipocresía y la prudencia política-diplomática.


Producto del malestar reinante en la vida cotidiana, las personas se identifican desde la sombra con estos sujetos, quienes materializan, la llevada al acto, la anti-política, las opiniones sin filtro, la ruptura de los protocolos, la expresión de las emociones, las antiguas pasiones, la libertad de expresión aunque sea inadecuado y las múltiples formas de pensamiento que habitan en la cotidianidad, sean cuales sean.
 

Esta sombra no está asociada directamente a los aspectos negativos del ser humano, como podrían verlo quienes emplean los sistemas ideológicos religiosos, esta sombra es aquello que hemos reprimido, aquello que en las instituciones tradicionales (familia, escuela, comunidad, sociedad)  nos está prohibido manifestar, pero que está presente, e históricamente han estado negados y contenidos. Esta sombra va cambiando conforme avanza la historia y se modifica la estructura social.

 
Solo las mentes más inocentes o quienes se engañan a sí mismos, son capaces de decir que el mundo de hoy es igualitario y que las instituciones no discriminan. El proceso que estamos viendo parece un momento en el que la sombra emerge, para provocar un “sincericidio social”, con el quiebre de las estructuras, en un post-estructuralismo renovador, que se irá acomodando conforme pasen los años.

 

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