Se unieron en oración
*** Esta Misa por la libertad recoge el sentimiento de un pueblo
burlado, manipulado y frustrado, que hoy exige con voz potente sean respetados
sus derechos más fundamentales. Afirmó el Monseñor Luis Enrique Rojas en la
Misa por la Libertad de Venezuela
Euro Lobo
Precedidos por la Custodia contentiva de
Jesús Sacramentado y flanqueados por la imagen de María Inmaculada, los
merideños peregrinaron este sábado por las calles de la serrana ciudad, rezando
por la Libertad de Venezuela.
La actividad convocada por la Arquidiócesis
de Mérida y el Comité Organizador, congregó a más de tres mil personas,
feligreses que se reunieron desde todas las parroquias de la ciudad en la Plaza
Glorias Patrias, y orando caminaron hacía el Viaducto Campo Elías, donde el
Obispo Auxiliar merideño, Monseñor Luis Enrique Rojas, presidió la eucaristía
que concelebraron 30 sacerdotes de las parroquias de la entidad.
Grupos apostólicos, seminaristas, sociedad
civil organizada, representantes gubernamentales regionales y locales, gremios
profesionales, sindicatos, estudiantes de la Universidad de Los Andes,
activistas políticos y feligreses en general, nutrieron la actividad que se
caracterizó por el recogimiento y el colorido que impuso la bandera nacional.
El prelado local inició su homilía
sentenciando que “prontos seremos libres para siempre”, recordó que
litúrgicamente la fiesta de la Asunción de la Virgen se celebró el pasado
jueves y por ello evocó, refiriéndose a Ella “cual Madre desagarrada de dolor
ante el sufrimiento de sus hijos, ha querido presenciar nuestra oración y
llevar al cielo nuestra suplica que, hecha con fe exige con coraje y firme
voluntad, la libertad de este pueblo, el respeto por la vida a la dignidad de
los venezolanos y el urgente restablecimiento de la democracia en nuestra
patria”.
Iglesia como testigo de lucha
Recordó que la libertad y la vida son regalos
de Dios “a todos indistintamente de nuestra condición” y enfatizó que, “nadie
debería mendigar a un hombre y menos a un sistema político el vivir en paz,
armonía y felicidad en su propio suelo y país.”
Puntualizó que al realizar la invitación para
salir a la calle y celebrar una misa por la libertad se hizo con la Palabra de
Dios en la mente y el corazón, citó la carta de Pablo a los Gálatas “para ser
libres Cristo nos libertó, manténganse pues firmes y no se dejen oprimir
nuevamente bajo el yugo de la esclavitud” (Gálatas 5,1).
La verdad
Destacó que la Palabra de Dios nuevamente
invita a trabajar por la reconstrucción de la libertad en Venezuela, “con
nuestra única arma que es la verdad, la cual nos hará libres y nos servirá como
una aliada para destruir la mentira y la falsedad a la que, nos arrastran las
ideologías cuando se imponen de una manera brutal y dantesca, como la que hoy
vivimos tristemente todos los venezolanos.”
Reconoció que como Pastor le duele ver a la
gente deambulando por las calles con hambre “como hombres muertos caminando”,
decretó que eso no es manera de vivir en libertad y por ello afirmó que
“Venezuela desde Mérida decide salir a las calles levantando su voz de protesta
desde la fe, sin violencia”.
A los políticos
Monseñor aprovechó la oportunidad para hacer
un llamado de atención a quienes optaron por la política como una vocación y
quienes acompañaron la actividad, “no se equivoquen más, no sigan
experimentando ni negociando con el hambre y la necesidad de un pueblo como el
nuestro”.
A los que se fueron
Hizo memoria sobre todos aquellos venezolanos
que han tendido que buscar mejores destinos fuera de las fronteras nacionales,
“Nunca negocien con sus valores y principios, demuestren de qué está hecho y
formado un verdadero y auténtico venezolano, que tiene en primer lugar a Dios
en su mente y en su corazón; muy pronto los veremos regresar a esta patria que
siempre los esperará con los brazos abiertos.”
Cuándo terminará esto
A la constante pregunta que refirió le hacen
en cada visita pastoral, el prelado respondió, “hasta que el venezolano
entienda que no hay otro documento de identificación sino su cédula de
identidad y no un carnet que humilla, manipula y frustra los sueños y las
esperanzas de un país. Hasta que los venezolanos entiendan que no deben
pelearse entre ellos por una caja de comida corrupta con la que se negocia el
hambre y la necesidad de nuestra gente. Y hasta que el venezolano levante su
frente con dignidad y diga convencido: ‘Se acerca el día de nuestra libertad y
debemos luchar y trabajar incansablemente por rescatarla y conseguirla”.
En nombre de Jesucristo
Monseñor finalizó sus reflexiones exigiendo
“a quienes tienen presa, secuestrada y esclavizada a nuestra nación” de forma
contundente y puntual, “libertad, libertad, liberen a Venezuela”.
Invitó a que actividades como ésta se repitan
en cada comunidad e estimuló a los asistentes a no dejarse vencer por el miedo,
la tristeza, la desesperanza.
Entre canciones, color,
oración y fe, el Obispo auxiliar de Mérida encomendó su oración a la Virgen
María, “que la Virgen María en sus distintas advocaciones, de Coromoto (Patrona
de Venezuela), Inmaculada Concepción (Patrona de los merideños), nos proteja
con su santísimo manto”.