martes, 7 de enero de 2020

Feligreses veneraron al Santo Niño de la Cuchilla en su tradicional festividad







La profundad convicción religiosa al igual que la renovación de la fe, y cientos de promesas cumplidas, fue parte de la grandiosa peregrinación hecha una vez más en tributo el Santo de los milagros, El Niño de la Cuchilla.    

Como lo es ya una tradición desde un poco más de ciento sesenta años en los Andes Venezolanos, este 6 de  enero cientos de feligreses se trasladan desde diversas partes del país para venerar al Santo Niño de la Cuchilla, en la subida desde la iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes, hasta la comunidad de la Cuchilla.

Esta celebración constituye sin duda alguna la manifestación religiosa más importante del comienzo de cada año en nuestro país.

Particularmente para el pueblo zedeño es el encuentro de peregrinos, un honor y homenaje,  pero también la fiesta en la que los presentes le reafirman su fe y le piden nuevos milagros, encomiendan sus acciones para lograr muchas cosas más durante el nuevo año.

En esta nueva ocasión las  personas comenzaron a subir desde muy temprano: son varias las maneras de como cumplen sus promesas, hay quienes ascienden a la cuesta de la Cuchilla caminando descalzos, otros orando, cantando, quemando pólvora, en familia; expresiones hacia un solo reflejo, una sola demostración de la más grande piedad y asombro para con el Santo Prodigioso.

Los actos litúrgicos comenzaron en la iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes desde las 7.30 a.m., con la misa oficiada por el padre Gerardo Ramírez, formador del Seminario San Buenaventura de Mérida, posteriormente la imagen del Niño fue sacada y  llevada en  procesión, custodiada por un grupo representativo de deportistas, a propósito de estarse celebrando también a nivel nacional el día nacional del deporte.  

Los creyentes se fueron sumando a la peregrinación que transitó por la cuesta, camino empedrado hacia la comunidad donde se encuentra su Santuario.

Devotos le esperaban en el trayecto y finalmente quienes le cargaban,  arribaron al Campo Santo. En la plazoleta fue oficiada la misa y festividad.

La sagrada palabra estuvo presidida entre el Cardenal  Baltazar Porras Cardozo, Arzobispo Metropolitano de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas; así como,  el presbítero Jesús García, párroco de Zea. 

 Acompañaron varios sacerdotes de los templos de los distintos municipios de la Sultana del Mocoties, autoridades civiles encabezadas por el Alcalde de Zea, Raúl Darío Martínez.

Así como al cerro de la Cuchilla van personas a pagar promesas, otras asisten a recargar sus energías espirituales, entre ellas un grupo de habitantes de Guaraque  y los Pueblos del Sur de Mérida quienes partieron caminando desde el sábado por la noche.

El alcalde de Zea, Raúl Darío Martínez sostuvo que la devoción cada día es mayor, la oración de todos permitirá que el Niño pueda continuar iluminando a las familias. 

UN PATRIMONIO CULTURAL Y RELIGIOSO CONVERTIDO EN GRANDEZA

La imagen del Santo tiene más de 160 años en su aldea, según relatos de  antepasados los cuales están documentados, indican  que lo trajeron  dos hermanas de la caridad que venían a visitar a una familia que habitaba en ese lugar, le traían algunos obsequios, otorgándoles entre estos el más preciado, una imagen del Niño Dios.

Al marco de divinidad que difunde una imagen de alabastro, de aproximadamente diez centímetros, personifica al Niño recién nacido, recostado en una piedra con el mundo en la mano y la cabeza reclinada sobre el brazo derecho como si estuviera durmiendo, quienes hacen vida en la capilla de la Cuchilla le cuidan y adoran siempre.

SEGURIDAD EN LA PEREGRINACIÓN

Funcionarios del Cuerpo de Bomberos de Tovar, Policía, Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Milicia Bolivariana, Brigada de Emergencia Mocotíes, Brigada de Rescate Gente Unida, y voluntarios,  resguardaron y acompañaron el ascenso y estadía de las personas. Dispositivo de seguridad dirigido personalmente por el Comandante de Zona 22 de la GNB, G/B José Betancourt Moya.

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