La Universidad de Los Andes (ULA), sufre un gran
deterioro de su infraestructura, especialmente el estado crítico de los techos,
llegando a un punto insostenible, ya que las lluvias convierten salones de
clase, bibliotecas e incluso los cafetines en espacios inundados, impropios
para el aprendizaje y la convivencia.
No se trata de un problema nuevo, pero cada año que
pasa se agrava sin que las autoridades universitarias ni el gobierno nacional
den soluciones efectivas. Goteras que antes eran molestas se han convertido en
filtraciones masivas que dañan equipos, mobiliario y, lo más grave, el
patrimonio académico. Libros, computadoras y documentos importantes se pierden
bajo el agua, mientras estudiantes y docentes deben improvisar clases en
espacios menos afectados. /C.C.