Jade Delgado
Los
salarios de los profesores y del personal en las universidades de Venezuela son
precarios, apenas alcanzan para comprar el alimento de pocos días, razón por la
cual una importante cantidad de personas ha emigrado para sobrevivir, a esto se
le conoce como la fuga de cerebros, una lamentable situación que deteriora cada
vez más la educación del país.
Consultamos
a la profesora Patricia Rosenzweig Levy, vicerrectora académica de la
Universidad de Los Andes en Mérida (ULA), quien explica que es un escenario
preocupante y señala la importancia de que vuelvan al país y recuperarlos,
“pero qué le vamos a ofrecer, un salario digno; y por eso yo creo que todo se
llega cuando se sienta uno en la mesa, habla con cordialidad, con positivismo y
ganas de construir”, explicó.
Rosenzweig
tiene más de 50 años en la universidad y comparó los salarios de hace años con
los de ahora, y comentó que ella con el sueldo que tenía como preparadora
(estudiante que enseña) podía comprar comida y con lo que le quedaba iba al
cine, “porque uno de joven tiene que disfrutar un poquito y también la
racionalidad de uno en cómo invertir su sueldo”, dijo.